El reposabrazos en una silla de oficina
Son muchas las horas que nos pasamos en una oficina en nuestro día a día. Un espacio de trabajo en el que son varios los elementos que podemos encontrar, como mesas, estanterías y sillas. Precisamente la silla de oficina es una de las piezas clave para la eficiencia y el bienestar en tu puesto de trabajo.
Aunque podemos desarrollar una clasificación muy elaborada de tipos de sillas de trabajo, diremos simplificando que diferenciamos entre sillas con reposabrazos y sin ellos. ¿Es una mejor que otra? La realidad es que no. Ambas tienen sus ventajas y desventajas y es su uso el que puede hacer que te decantes por una u otra. Además, también hay que tener en cuenta otras características para la elección de una buena silla como sus dimensiones, altura, tipo de respaldo, etcétera.
La elección: con reposabrazos o sin reposabrazos
Empecemos. ¿Cuántas horas vas a pasar sentado? Si tu puesto de trabajo requiere que estés sobre la silla un buen periodo de tiempo, es más recomendable que optes por una con reposabrazos. El motivo es fácil: tienes un apoyo extra para descansar los hombros y son más ergonómicas que las que no lo tienen.
Pese a ello, las que no cuentan con reposabrazos tienen múltiples usos y características especificas que las hacen ideales para determinadas situaciones. Por ejemplo, suelen tener unas dimensiones más reducidas, por lo que se pueden poner más asientos o facilitar la libertad de movimientos dentro del espacio de trabajo. Un caso claro lo tenemos en salas de espera o de reuniones, donde son más recomendables las sillas que no tienen reposabrazos.
Además, se elimina una barrera física haciendo que la comunicación sea más cercana y natural. Por otro lado, también es recomendable en puestos donde te has de levantar con rapidez. Hablamos de puestos de seguridad o de atención sanitaria, por citar algunos casos. Por último, son más polivalentes y su almacenaje y transporte son más sencillos, ya que son de menor tamaño, no pesan mucho y ofrecen la posibilidad de apilarse.
«Las sillas con reposabrazos ajustables son la opción más ergonómica para un trabajador de oficina que pase largas jornadas sentado. La posibilidad de regularlos y adaptarlos cómodamente a la altura correcta asegura que la colocación será la idónea para una correcta higiene postural»
Tipos de reposabrazos
Si finalmente nos decantamos por una que sí tenga reposabrazos, diremos que estos pueden ser de dos tipos por norma general: fijos y ajustables. Los fijos no permiten ajustarse en altura y profundidad, pero están colocados de forma que aseguran la posición más correcta para el brazo: un ángulo de noventa grados.
En el otro lado, los ajustables permiten movilidad tanto en altura como en profundidad e incluso diferentes grados de inclinación. El confort entra en juego al adaptarse perfectamente a cada persona (altura, postura corporal, envergadura…). De esta forma, se consigue una silla cómoda, que se adapta a tus necesidades y con unos reposabrazos completamente personalizados para las medidas del usuario.
Las sillas con reposabrazos ajustables son la opción más ergonómica para un trabajador de oficina que pase largas jornadas sentado. La posibilidad de regularlos y adaptarlos cómodamente a la altura correcta asegura que la colocación será la idónea para una correcta higiene postural.
Para terminar, podemos decir que a la hora de elegir la silla perfecta hay que tener en cuenta el uso que se le va a dar. Para jornadas de trabajo prolongadas, una silla con respaldo y reposabrazos ergonómica es la mejor opción. Y para espacios reducidos, para puestos de seguridad o sanitarios, así como para espacios donde se necesita albergar un mayor número de sillas, optar por sillas sin reposabrazos será la idea aconsejable, para aprovechar al máximo el espacio sin renunciar a distribuciones dinámicas y a la comodidad.
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