Neuroarquitectura aplicada al diseño
La neuroarquitectura es un concepto novedoso que, de forma científica, estudia, demuestra y cuantifica cómo los espacios generan emociones e influyen en el estado de ánimo y la salud de las personas. Sobre esta disciplina se ha celebrado en España un congreso en la sede de la Universitat Politècnica de València (UPV), cuyo Instituto de Neuroarquitectura lleva estudiando el tema desde hace más de una década. Este I Congreso Nacional de Neuroarquitectura ha dejado un buen puñado de titulares sobre este concepto. Por eso, queremos desgranártelo en las siguientes líneas.
Una de las principales ideas que se han desarrollado en el congreso es que los espacios influyen en las emociones. Algo que se podía intuir, pero ahora también se puede demostrar con ayuda de la ciencia. La neuroarquitectura analiza los efectos que producen los espacios arquitectónicos sobre las personas y sus emociones. Es más, desde el Laboratorio de Neuroarquitectura de la UPV aplican tecnologías subjetivas –cuestionarios y encuestas–, así como objetivas, que miden la respuesta neurofisiológica de las personas. Tecnologías que miden numerosas respuestas físicas como expresiones faciales, movimientos de la mirada, actividad cerebral y actividad electrodérmica.
Por otro lado, también se ha hecho hincapié en la idea de que hay una única salud que une el medio ambiente, los animales, las plantas y las personas. Lo que se llamaOne Health. Esta filosofía pone a la naturaleza y su cuidado como vector transversal de la salud a todos los niveles. Por ello, la arquitectura debe integrarse de forma natural en el entorno.
A su vez se ha puesto a la equidad como uno de los principales retos del bienestar. Hay parámetros cuantificables como iluminación, temperatura, agua, confort acústico y térmico, mente, comunidad, movimiento, alimentación, materiales que están estandarizados por la certificación WELL. Ahora el International WELL Building Institute (IWBI) ha puesto el foco en la inclusión y en la equidad, con su Equity Rating.
También se ha asegurado en función de estudios del Laboratorio de Neuroarquitectura de la UPV que los espacios tienen efectos beneficiosos en el nivel de estrés de las personas basándose en cuestiones como la iluminación natural, la visión de paisajes naturales, la terapia musical, la eliminación de ruidos y los aromas a lavanda y romero, que favorecen la concentración, la memoria y las funciones cognitivas y afectivas.
«Los espacios tienen efectos beneficiosos en el nivel de estrés de las personas basándose en cuestiones como la iluminación natural, la visión de paisajes naturales, la terapia musical, la eliminación de ruidos y los aromas a lavanda y romero, que favorecen la concentración, la memoria y las funciones cognitivas y afectivas»
En este sentido, los espacios verdes y azules también mejoran el estado de ánimo y la salud. Hay estudios que certifican los beneficios que implica para las personas ver, sentir y escuchar regularmente los llamados espacios verdes (naturaleza) y azules (agua). ¿Sabías que más del 23 por ciento de las muertes a nivel mundial están relacionadas con el medio ambiente?
Espacios verdes hacen que haya menos estrés y mejore el estado de salud física y mental. También provocan un mejor desarrollo cognitivo y mejor calidad del sueño. Los espacios azules producen una mayor actividad física, una mejor salud mental, menos estrés y un mejor bienestar autopercibido.
Nos pilla cerquita, y es que la Universidad de Sevilla ha estudiado el influjo de la iluminación en el estado de salud de los cuidadores y de sus pacientes a partir de estudios sucesivos. Fue otro de los temas estrella del congreso. Se puso de ejemplo la iluminación de la UCI Pediátrica del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla para generar un sistema biodinámico a imagen y semejanza de la luz natural para favorecer la regulación biológica del cortisol y la melatonina del personal sanitario y de los pacientes. También la incorporación de la iluminación ultravioleta para la eliminación de patógenos. Impresionante.
Por último destacamos dos ideas. Por un lado, que unas dimensiones reducidas favorecen la atención y la memoria, que los tonos fríos consiguen un mejor rendimiento y que, en el caso de la luz, a más luz, más atención y, a menos luz, más memoria. Y por otro, que, al contrario de lo que muchos piensan, las funciones cognitivas se desarrollan menos en los espacios blancos que en los espacios con color, según los resultados del Laboratorio de Neuroarquitectura de la UPV. En concreto, los tonos fríos consiguen mejor rendimiento y mayor activación en las personas desde un punto de vista neurofisiológico. Y la memoria y la atención mejoran conforme aumenta la temperatura de color.
¿Qué te ha parecido el artículo? La neuroarquitectura es un tema muy interesante, que hay que estudiar y comprender para evolucionar en el diseño de los espacios.
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